¿UN PROTOCOLO FAMILIAR MEJORA EL RENDIMIENTO EMPRESARIAL?

En el marco del 8vo. Seminario Internacional de Consultores de Empresas de Familia, organizado por el IADEF y del qué participé, se trabajó sobre la importancia de contar en una Empresa de Familia con su Constitución, su Protocolo o conjuntos de acuerdos consensuados entre los miembros familiares, a fin de establecer las normas de conductas éticas a ser aplicadas por todos sus integrantes.

Según el resumen de “Family Constitution and Business Performance: Moderating Factors” que plasma un trabajo de los autores Arteaga y Menéndez-Requejo, en el que se estudió rigurosamente hasta qué punto el rendimiento empresarial aumentó durante los dos años posteriores a la implementación de un Protocolo Familiar, utilizando para esto métodos estadísticos sólidos con 530 empresas familiares españolas: 265 empresas que implementaron una constitución familiar y 265 empresas que no lo hicieron; cómo hallazgo relevante manifiestan:

Las empresas cuyas familias propietarias escribieron una constitución (Protocolo) experimentaron un mejor desempeño que aquellas que no lo hicieron.

Este mismo trabajo invita al lector a reflexionar sobre tres cuestiones principales:

Hechos versus proceso: la importancia de “tener” una Constitución vs. la importancia del proceso de construir un acuerdo familiar sobre las reglas. El proceso de creación de una Constitución o Protocolo es aún más importante que su contenido. Las reglas serán efectivas cuando los miembros del grupo sientan que son funcionales y justas. Todos los integrantes tienen que opinar y nadie debería perder su participación en este proceso. Esto significa que se necesita tiempo, espacio de reflexión y, alguien que acompañe el proceso como facilitador.

Constitución ceremonial vs. Constitución efectiva: la importancia de que los miembros de la familia dominantes estén de acuerdo con los límites que representa el acuerdo familiar. Un Protocolo representa un cambio importante en el comportamiento de la mayoría de las familias de negocios, ya que establece una limitación importante en la discreción de la toma de decisiones. Requiere, por lo general, algún esfuerzo para un emprendedor (fundador). Acordar cómo las relaciones, decisiones, obligaciones y derechos deben ser gobernados y luego aplicar las reglas no es fácil para alguien acostumbrado a tomar decisiones por su cuenta y de acuerdo con las circunstancias.

Un tamaño no sirve para todos: las constituciones familiares difieren según las diferencias en las familias y las empresas. La pregunta principal no es sobre tener o no una Constitución, sino sobre el contenido de la misma, ya que no es contar con un Protocolo para tenerlo guardado en un cajón. Un Protocolo tiene que adaptarse a las necesidades de la familia y el negocio, y a la mentalidad de la familia. Esto significa que debe reflejar las características de la familia, así como ser capaz de evolucionar de acuerdo con cambios sustanciales en la familia o el negocio.

Fuente: Family & Business Interface.

Es decir:

1) La importancia de dedicar tiempo y espacio de reflexión al proceso de elaboración del Protocolo;
2) Que los líderes reconozcan la importancia de establecer normas y que estas deben ser cumplidas;
3) Que para ser aplicable el Protocolo debe ser “a medida” de cada familia empresaria.


Ahora bien, ¿qué temas son los que abarca un Protocolo?…

En los próximas notas los iremos tratando.

Quedo a disposición de Uds. y les envío mis cordiales saludos.

Cra. Patricia Correa

Consultora de Empresas Familiares.

Diplomada en Gestión y Gobierno de Empresas Familiares.

Integrante como Miembro Activo de Cocef e IADEF

“INSTITUTO ARGENTINO DE EMPRESAS FAMILIARES”

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