COMENZAR EL NUEVO AÑO CON UN MES DE “SIMPLIFICACIÓN”

Los líderes de las empresas pueden ganar claridad, tomando Enero como un mes para simplificar operaciones y enfocarse en los resultados deseados para el año que comienza.

Fin de año siempre es un momento donde surgen resoluciones personales para mejorar en el año próximo, como dietas, deportes o más lectura; entonces, ¿Por qué no pensar de la misma manera con objetivos laborales y comenzar el año con un “mes de simplificación”?

Bryant comenta que la primera vez que escuchó este concepto fue en 2013 en una entrevista con Jess Lee, en ese momento CEO de Polyvore, que decía que “(…) le decíamos a cada uno de los miembros de la compañía que hicieran una lista de cada actividad que realizaban, identificando los puntos más importantes, y para los puntos que no lo fueran tanto, simplificarlos, optimizarlos o directamente eliminarlos, para lograr llegar a un estado máximo de simplificación en la empresa.”.

Claramente no es tan sencillo pasar de una mentalidad totalmente operativa de alta velocidad (o de cambios con estrategias emergentes) de los últimos meses del año, especialmente en el contexto país que nos encuentra, pero puede traer muchos beneficios. Cuando Enero suele ser un mes de transición, con poco movimiento para la mayoría de los sectores productivos, establecer un sistema para hacer más sencillos los procesos, puede mejorar la efectividad para el resto del año.

Para poder lograrlo, en primer lugar, debemos empezar analizando profundamente todo lo que se comenzó durante el año anterior y ser duros en qué debemos continuar haciendo y qué no. Si de 10 actividades que comenzamos en el año, 2 fueron exitosas y 2 claramente fracasaron, hay 6 entre medio que, si no nos enfocamos en simplificar u optimizar, nos pueden llevar a la mediocridad operativa. Siempre es necesario poner un tope al frenesí del día a día y darse el tiempo para analizar de forma retrospectiva lo que nos está haciendo crecer y lo que no, y Enero es un buen momento para darse ese tiempo.

El siguiente paso es, mientras planificamos el año que comienza, enfocarse más en resultados y menos en prioridades.

Un error en el que solemos caer constantemente al planificar un nuevo año organizacional es enfocarnos por demás en prioridades, haciendo listas de actividades que debemos realizar antes que otras, perdiendo el sentido más importante de llegar a los resultados deseados. Si en vez de enfocarnos en las prioridades, pensamos primero en los resultados y de ahí partimos hacia qué debemos hacer para obtenerlos, vamos a lograr ser mucho más eficientes, contrayendo la complejidad que rodea a las organizaciones.

Entonces, pensando en el año que comienza, nos tenemos que hacer esta pregunta: ¿Cuáles son esos tres o cuatro objetivos que queremos cumplir en los próximos 12 meses para que, a esta altura del próximo año, podamos mirar al 2020 y decir que fue un año exitoso? Con esto, podemos comenzar el Enero de “simplificación” para buscar crecer y generar más valor, repitiendo año tras año.

Fuente: BRYANT, Adam – Strategy+Business – Leadership – 23 de Diciembre de 2019. shorturl.at/nqKO6

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