Freelancer es alguien que trabaja de manera independiente, es decir, autónomamente, para varios empleadores o clientes que contratan sus servicios profesionales.
Algunos de los aspectos más valorados de esta modalidad laboral son la flexibilidad horaria, el home office, los espacios colaborativos de coworking, la oportunidad de viajar y trabajar al mismo tiempo, el poder ser parte de una gran empresa sin tener que ir todos los días a la oficina, la elección de proyectos, la administración financiera y la organización del tiempo.
El trabajo freelance, poco a poco, ha ido conquistando a los profesionales al punto de convertir a Argentina y a Brasil en los líderes de la región en cuanto al trabajo independiente desarrollado a través de la Web.
El empleo registrado en la Argentina viene siendo una de las grandes víctimas de la crisis económica. Según las últimas cifras del Sistema Integrado de Previsión Argentino, entre abril y noviembre del año pasado se perdieron más de 170.000 puestos de trabajo.
Supermercados, industrias automotrices, alimentarias, industrias de electrodomésticos y casi todos los sectores clave de la economía enfrentan un escenario adverso: caída en ventas y suba de costos, un combo que se traduce en suspensiones, despidos y pago de sueldos en cuotas.
En este contexto, la modalidad “freelance” acentúa su crecimiento en el país. Básicamente, por que las empresas reducen costos laborales y pueden avanzar en proyectos con más agilidad a pesar de la crisis.
Así cómo evoluciona la modalidad del trabajo freelance, también se amplía su alcance. No es sólo una cuestión generacional, sino que también está relacionado con los menores costos que debe afrontar una firma. Más aún, si se trata de tareas que pueden efectuarse con las herramientas que la tecnología ofrece.
Ahora bien ¿Es el freelance una nueva modalidad de contratación?, ¿Cómo puede encuadrarse legalmente?